Son los días de dulce Pasión.
Los penitentes no sólo dan contenido y ceremonia a las procesiones sino que están presentes en las pastelerías.
Los maestros reposteros celebran y participan en la Semana Santa con la elaboración de un dulce penitente. Al verlo provoca una sonrisa, porque el dulce es una réplica ingeniosa de los penitentes.
Con su capuchón y su capa, con sus cirios y escapularios cada detalle está reflejado en este postre. Un postre elaborado con los sabores típicos de la Semana Santa y que son, precisamente los ingredientes tradicionales de las pastelerías vallisoletanas. El chantilly, la crema pastelera, la nata montada, el bizcocho o el azúcar fondant, entre otros.
Sabores dulces y piadosos, un homenaje a la devoción inspirado en la Semana Santa más espectacular de Castilla.
Con el fervor de contemplarla en calles y templos, el placer complementario de saborearla en sus pastelerías con el Dulce Penitente.
A PROPÓSITO DEL POSTRE PENITENTE
El pastel “Penitente” representa a un penitente procesionando en Semana Santa, una original creación que se ha convertido en dulce símbolo de la Semana Santa vallisoletana.
Los confiteros de Valladolid consideran de suma importancia participar en las actividades culturales y sociales de Semana Santa reforzando la noción de su sector como pieza sustancial del turismo gastronómico de Valladolid. En 2012, con ocasión de la Semana Santa, un equipo de reposteros pertenecientes a su asociación profesional creó el pastel “Penitente”, el dulce que se ha convertido en un emblema sabroso y genuino de Valladolid durante las celebraciones de Semana Santa.