Fue la primera manzanilla que puso fecha de embotellado a su contraetiqueta como garantía de frescura y desde 1908 es una referencia de calidad constante. Lo evidencia su regularidad en las evaluaciones de las guías Wine Spectator, Parker o Peñin, siempre superiores a los 90 puntos. Propicia para el tapeo frio o caliente, cuyos sabores intensifica, proporciona un relieve particular a las frituras con sus notas húmedas y punzantes, frescura salina e intenso paso en boca, lo que se identifica de lleno –incluso en el paisanaje gaditano de la receta– con el rebozado fino del bacalao, tanto enjugándolo, como alternándolo con el bocado.