El célebre postre de Semana Santa, nació empapado en vino en lugar de leche y nuestra receta hace un guiño a ese origen dulcificándose con Pedro Ximenez, lo que se enmienda al maridarlo en busca de contraste sápido, para no sumarle intensidad melosa mayor, sugiriéndose este oloroso de uva palomino, que procede de los pagos históricos de Macharnudo y Carrascal, de bodegas Valdespino, con una solera superior a los 20 años, que ensancha la esponjosidad y cremosidad de las torrijas.