Esta bodega del siglo XVI –con 300 metros de calados subterráneos– considerada como la Mejor experiencia Enoturística en 2016, efectúa un vino de maceración carbónica, que inicia su fermentación alcohólica al estilo cosechero tradicional. Tras una maceración carbónica previa de los racimos durante 15 días en el lago de piedra de la bodega y el pisado a la antigua usanza, desecha la lagrima inicial y el trujal final de la uva para seleccionar sólo el corazón del mosto y fermentarlo. Dada su peculiaridad artesana, que prescinde de la crianza para no perder frutosidad, nos parece casi reglamentario asociar este vino al plato más familiar de la zona, las patatas a la riojana. El nervio y la intensidad frutal, fresca y sabrosa de la uva macerada, enfrenta los puntos dulces del chorizo y el pimiento choricero y se armoniza plenamente con la suculencia vivaz del guiso lento de la patata.
Patatas a la riojana